¡¡¡¡ MUY FELIZ DÍA DEL BIBLIOTECARIO!!!!
Deseamos compartir con todos ustedes este artículo:
13 DE SEPTIEMBRE: "DIA DEL BIBLIOTECARIO"
Un momento en la vida de Juan: "La confusión del desorden o el entendimiento organizado"
- Juan, vení rápido a mi oficina, por favor.
- Tenemos que hacer un trabajo y necesitamos contar, con urgencia, con una bibliografía específica sobre el tema. Acá no hay nada, y lo poco que hay es viejo y tampoco sé dónde está. ¡Tengo un lío de papeles...!
- Bueno, ya que debo colaborar, decime qué hay que hacer y cómo puedo encontrar lo que me pedís.
- ¿Sabés que ando medio desorientado...? Desde esta mañana me da vueltas en la cabeza una idea, pero no sé si valdrá la pena ir hasta allí. ¿Qué te parece si te hacés una escapadita hasta esa Biblioteca o Centro de Documentación que salió hace unos días en el diario? ¿Quién te dice que, quizás, algo encontremos?
- Y bueno, con probar no perdemos nada. De cualquier manera, en menos de una hora me desocupo. ¿Te parece bien?
-¿Bárbaro! Andá para allá, mientras yo saco otros asuntos pendientes. Nos vemos luego. Juan se pone la campera y, con las manos en los bolsillos y silbando bajito, emprende la marcha hacia la Biblioteca.
Apenas entra, hace, en segundos, una cuenta regresiva con su "máquina de pensar". ¿Cuánto hacía que no entraba en una biblioteca? ¿Diez años...o quizás más? En realidad, no se acordaba...
Se acomoda en el escritorio y, poniendo cara de "yo sé lo que busco", solicita a quemarropa:
- Necesito bibliografía sobre #%?!*&)?#&&*?
La persona que escucha la frase de Juan, y que previamente lo recibió con un saludo y una sonrisa, sin pensarlo mucho se coloca frente a él y, despacito, despacito, va tratando de entender qué es lo que quiere Juan.
Se levanta, le pide que lo siga y, de a poco, le va mostrando los repertorios para que Juan busque su tema.
Lo lleva a un lugar al que ellos llaman "Referencia", y allí descubre Juan ese "caudal bibliográfico", lleno de Enciclopedias Universales, Enciclopedias Temáticas, Diccionarios de la Lengua, Diccionarios Biling&uulm;es, Guías, Directorios, Abstracts, Indices Bibliográficos, etc., etc.
Con su dedo índice recorriendo las páginas de ese Repertorio que sacó del anaquel, Juan encuentra un dato que le sirve. Rápido, enfrenta a la persona que lo atendió y pregunta con ansiedad:
- ¿Qué más hay de esto?
- De esto puede haber mucho, es la respuesta.
Y le pide a Juan que, con su dedo índice, llegue hasta el final de la página, donde se distingue algo así como una lista llena de datos. En ese momento Juan recuerda que, en su época de estudiante, un profesor siempre le hablaba de la famosa "Bibliografía". Pues bien, ahí tenía una delante de sus ojos.
¿La podría leer?. Juan hizo un esfuerzo y, dando gracias al Cielo por no tener que depender de los anteojos, comenzó a leer. Por mucho esfuerzo que hacía, había algo que lo trababa en su lectura. Esos datos, mezcla de letras y números...; volvía al principio y no lograba avanzar.
Juan tragó saliva, se aclaró la garganta y -a boca de jarro- apuntó esta frase:
- ¿Me podría ayudar?, aquí hay algo que no entiendo. Si me ayuda, yo después sigo solo...
Y casi sin darse cuenta, atendiendo las explicaciones de la persona que lo escuchara allá al principio, Juan se sumerge en el mundo del conocimiento organizado. Es así como se entera de la riqueza intelectual que conservan las Bibliotecas, no solamente teniendo a mano el conocimiento "in situ" sino también el que está en otros lugares, para llegar a los cuales Juan "vuela" más allá del espacio físico. Recorre, guiado por el bibliotecario, mundos desconocidos, Bases de Datos distantes, Bancos de Datos, Bibliotecas Virtuales... Puede escribir por medio de Correo Electrónico, acceder a Internet, y quizás más, y más...
Al volver a pisar "tierra firme", tiene esa sensación de plenitud que se logra cuando algo se consigue.
Y Juan, con la ayuda del bibliotecario, pudo acceder al fantástico mundo de la información organizada.
Nunca sabremos si Juan consiguió mucha o poca información, o si le sirvió la bibliografía que encontró; pero, seguramente, en alguna charla con amigos, o con sus compañeros de trabajo, pudo contarles esta experiencia que enriqueció su intelecto mucho más que una serie de televisión.
Por Graciela Gigante, de la Biblioteca del Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (CERIDE).
(C) CERIDE.
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